En su carta de presentación de Alphabet Larry Page, fundador junto a Sergey Brin del buscador más importante de Internet, hace hincapié en que “Google no es una empresa convencional”. Y así ha sido hasta el momento: es lo que le ha llevado a convertirse en uno de los emblemas de Internet y por tanto de la revolución digital de los últimos 20 años. Sin embargo, con los datos de los que disponemos, el holding de empresas Alphabet se asemejaría más a modelos empresariales tradicionales al estilo de General Electric o la que fuera AT&T que al espíritu de startup con el que la compañía del buscador nació.
Interpretar las verdaderas razones de los movimientos de Google nos ayuda a comprender el futuro de Internet. Google se ha caracterizado por saber anticipar el futuro digital, aunque no siempre con los resultados esperados. No deja de ser un juego divertido de ingeniería inversa ponerse en el papel de los visionarios más importante del siglo XXI para dilucidar las motivaciones de uno de los movimientos empresariales más importantes de los últimos tiempos.
Encontrar la señal entre el ruido, como sostiene Nate Silver en el libro que hace furor en el mundo digital, puede ayudarnos a entender qué le lleva a la empresa antes conocida como Google a este cambio de modelo.
El crecimiento de Google desde su fundación en 1998 ha sido, es y será un modelo motivo de estudio. Su éxito se debe en gran mediada a su buscador, que sigue siendo la principal fuente de ingresos de la compañía. Precisamente esta sería una de las claves en la creación delholding: intentar proteger el buscador del resto de iniciativas más o menos exitosas.
Sobre Google se ciernen dos riesgos importantes de diferente naturaleza. El primero tiene que ver con los cambios que está experimentado Internet y los modelos de negocio. El segundo es el regulatorio.
Asistimos a un cambio del modelo de Internet que se acelera por momentos. El auge imparable del acceso a través de móvil, el poder de las plataformas sociales o el futuro del Internet de las cosas son los tres ejes que están cambiando la fisonomía de la Red y por ende de los modelos de negocio. En este sentido, la incapacidad, a pesar de sucesivos intentos como Buzz, Wave, Orkut y el propio Google+ de desarrollar su propia plataforma social de éxito o las dificultades de encontrar un modelo de negocio en movilidad tan exitoso como el de la web son algunos de los motivos que seguramente habrán valorado a la hora de reestructurar la compañía.
Sin embargo, la causa más importante del nacimiento de Alphabet habría que buscarla seguramente en los despachos de abogados y en las oficinas de los departamentos antimonopolio de EEUU y de la UE. El pasado mes de abril, tras más de cinco años de investigación, la UE acusó al buscador de prácticas monopolísticas y ha anunciado que las hará extensivas también sobre Android. El crecimiento de la compañía y su posición de dominio en varios mercados nos recuerda lo que le sucedió a AT&T en los años 80 cuando una sentencia del Departamento de Justicia de los Estados Unidos le llevó dividirse en siete compañías de telefonía local (curiosamente Alphapet englobará también a siete empresas).
Anticiparse con este movimiento, aislando el buscador del resto de los negocios para evitar posibles acciones que lleve a su desmembramiento, parecería los más razonable para explicar el nacimiento de Alphabet. O, tal vez, el ruido no nos deje ver otras señales que, seguro, Sergi y Larry han tenido en cuenta y que el resto de mortales solo podremos descubrir en unos años.
Artículo publicado en Elpaís.com el 16/08/2015
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