Nacho Cardero: “Muero por la influencia, no por la audiencia”

Para el Encuentro Evoca número 13, para hablar de Periodismo y Comunicación, contamos con la participación del director de El Confidencial, Nacho Cardero, quien desde hace seis años dirige editorialmente el medio nativo digital de más éxito y audiencia en España y uno de los más veteranos, nacido hace ya 16 años en Madrid.

El Confidencial cuenta con una plantilla de 150 trabajadores, de los cuales un centenar son periodistas, y está entre los cinco medios españoles con más audiencia digital. El último dato mensual de Comscore la cifra en más de 15 millones de usuarios únicos, aunque para Cardero el principal atributo de El Confidencial es la influencia: “Muero por la influencia, no por la audiencia”. No hay que extrañarse. “El diario de los lectores influyentes” reza como lema de la cabecera desde su aparición en 2001.

Entrando en materia, Cardero expone los tres problemas que según él afectan al Periodismo en esta “prehistoria digital” y que se muestran como realidades confrontadas. El primero de ellos tiene que ver con la soberinformación ó “la Sociedad de la Información versus la Sociedad del Conocimiento o de la Comprensión”. Y cita a Eric Schmidt, el CEO de Google, cuando señalaba que ”la Humanidad había creado hasta 2003 una cantidad de información equivalente a 5 Exabytes de datos, y que desde entonces esa cifra se generaba en 2 días. Para Cardero, “a pesar de toda esa información, como señala el filósofo José Antonio Marina, no sabemos interpretar la realidad”.

El segundo problema es el que se refiere al fenómeno de la realidad versus las “fake news” y la postverdad. Cardero se pregunta “si los medios escriben para que los lectores estén contentos. Yo doy patadas en el culo a mis lectores”. Y recuerda que en El Confidencial, “la información se hace con criterios periodísticos y deontológicos. No tenemos línea editorial pero sí un compromiso con la información. Y un conjunto de lectores muy fieles”. Cardero también se muestra convencido del poder de la marca del medio como un factor diferencial y de éxito: “La marca del medio ya es fundamental para discernir la buena de la mala información. Tanto la marca del medio como las firmas de los periodistas. Porque la esencia del periodismo es el periodismo”.

El Modelo de Negocio y la falta de rentabilidad de los medios es, para Cardero, el tercer problema del sector: “El ‘todo gratis’ frente al pago. Tenemos un problema gordo, aunque soy optimista. Estamos en el comienzo de algo”, añade. Para Cardero, que asegura que “no hemos notado mucho la nueva competencia”, la realidad es que “no hay dinero suficiente para tantos medios como hay”, lo que apunta a que en el sector se producirá “un proceso de concentración darwinista, y quiero que El Confidencial esté entre los más fuertes”.

“En El Confidencial no queremos parecernos a nadie. Tenemos nuestra propia hoja de ruta y hemos de encontrar la clave para monetizar las noticias que publicamos” responde preguntado por la posibilidad de que su diario incorpore soluciones basadas en las suscripciones, como están haciendo otros medios: “Estamos estudiando modelos de suscripción, basadas en la información que ofrecemos y no en el posicionamiento político o económico”.

Sobre las razones del éxito de El Confidencial, que publica cada día unas 100 noticias propias, responde: “Muchas veces digo que la principal razón del éxito de El Confidencial es…la suerte. La suerte de haber nacido en el momento que nació, hace 16 años”. Pero también reconoce que “la combinación en la redacción de gente joven con periodistas con mayor ‘expertise’ está dando muy buenos frutos”.

Y en el futuro que dibuja para El Confidencial, la “la tecnología es un ‘driver’ fundamental del crecimiento”, más que el número de periodistas en la redacción: “no más pero sí mejor”, señala. Y considera fundamental una “mayor interrelación entre los periodistas y la parte tecnológica”. Aunque eso sí, Cardero –que es periodista por la vocación que le transmitió su abuelo, periodista también en Guadalajara–, defiende de forma vehemente que la portada se haga con “criterios editoriales y no lo que diga un algoritmo”.

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