Con esta Tribuna, comenzamos una serie de análisis sobre la Comunicación Política en relación con la situación de Cataluña, que iremos desarrollando en las próximas semanas.
JULIO CEREZO
La respuesta del Estado a la situación creada en Cataluña me ha recordado la escena de La Caza del Octubre Rojo en la que el comandante de un submarino soviético –Sean Connery (olvídate de este dato)– lanza su nave contra los torpedos del submarino enemigo, también soviético, con la esperanza de impactar con ellos antes de que estén operativos y lleguen a explotar. En el “tablero de ajedrez” donde Puigdemont ha situado la trama, –a medio camino entre un plan de guerra y un caso de MBA– la respuesta consensuada por el bloque constitucionalista parece obedecer a la misma estrategia que la del Octubre Rojo, buscando desbaratar la estrategia diseñada por el bloque independentista en el corto plazo, y puede que también en el medio. Además, desde el punto de vista comunicativo, desarma, a mi juicio, algunos de los principales “torpedos” lanzados desde el independentismo que han sido hasta ahora un gran éxito de crítica y público.
Lo más “disruptivo” e inteligente de la contestación es que la respuesta ofrece un “paquete completo, paquete Comansi. (155 + elecciones autonómicas) y cuya valoración se hace también de forma integral. No se “juzga” el 155 solamente, sino el 155 y unas elecciones; una “solución” que modifica sustancialmente tanto el marco político como el propio de la comunicación en los que venía desarrollándose el conflicto político catalán desde hace meses.
Además, la respuesta –cuya implementación está plagada de riesgos, propios y ajenos, pero esa es otra historia– cierra escenarios al independentismo y le arrebata la imagen de “las urnas”, recupera la iniciativa y propone un camino alternativo:
-“El món ens mira”. El independentismo ha conseguido situar el conflicto catalán en el centro del interés informativo mundial en muy poco tiempo. Pero el mundo continúa mirando ahora y ha fijado posición. La respuesta del Estado ha conseguido la unanimidad internacional en torno a que el conflicto se ha de solucionar bajo sus reglas y normas. La legalidad que la comunidad internacional reconoce es la Constitución Española; las elecciones autonómicas son, por tanto, la respuesta legal que la comunidad internacional también legitima, y el marco de interpretación de la mayor parte de la prensa internacional a partir de ahora. Optar por unas elecciones constituyentes alternativas deja de ser una opción de éxito claro, a expensas de cosechar otro sonoro portazo internacional.
-Fija un horizonte temporal muy corto para la excepcionalidad –a diferencia de la hoja de ruta independentista–y el discurso gana muchos enteros en credibilidad democrática –dentro y fuera de España–. La respuesta es más que aceptable para la comunidad internacional y da sólidos “argumentos” para neutralizar en gran medida las campañas que tratan de erosionar la legitimidad del Estado equiparando España con el franquismo, una dictadura o una democracia no homologable dentro de la Europa comunitaria.
-Elimina incertidumbres e inseguridades a corto plazo. Ofrece una salida concreta y fácilmente entendible por la opinión pública internacional, e incluso para los mercados, sobre todo después del surrealista desarrollo de lo ocurrido los últimos días por parte del Govern y la mayoría “unilateralista” del Parlament (en palabras del diputado Joan Coscubiela).
-Ahonda en las contradicciones del discurso unitario del bloque político independentista, favoreciendo así su desintegración. El horizonte electoral introduce presiones partidistas que propician la ruptura de la unidad de acción y del “relato hegemónico” de ese bloque, máxime cuando ERC quiere adquirir todo el protagonismo del mundo independentista en esta nueva etapa del Procés.
¿Y qué pueden cambiar unas nuevas elecciones autonómicas?, repiten algunos. TODO. Empezando porque la CUP no se presente a los comicios y tampoco recomiende el voto para ninguna otra formación política. Sin su presencia, el independentismo podría no alcanzar la mayoría absoluta. De hecho, es lo que ocurre hoy con el actual reparto de fuerzas en el Parlament. Además, desde el punto de vista del marco comunicativo:
-Aflora las contradicciones del discurso del bloque independentista que pueden generarse a la hora de participar o no en unas autonómicas, después del hecho de haber proclamado la República, o haberle dado “apariencia” de realidad. Volver a “las pantallas pasadas”.
-Obliga a cambiar el discurso de ERC y PdeCAT en torno a los “costes del procés”. Y ese es un eje nuevo de debate para las próximas elecciones. ¿Seguirán afirmando sus líderes lo mismo que hasta ahora en relación con el coste del Procés para los catalanes?
-Devuelve la iniciativa en la Comunicación al Estado, que hasta ahora ha ido a remolque del discurso marcado por el Procés. A partir de ahora, el nuevo camino es responsabilidad del Gobierno y de los partidos que han apoyado la respuesta del paquete 155+elecciones inmediatas.
-Las circunstancias y el contexto de la campaña ha cambiado completamente y habrá varios relatos en competencia, no solo un relato hegemónico.
Habrá que ver cuál es la reacción/es del independentismo a las medidas (paquete 155+autonómicas), pero las primeras reacciones (no retirada de la bandera española y salida de Puigdemont del Palacio de la Generalitat, aceptación de la legalidad por parte de la dirección política de los Mossos) apuntan a un acatamiento formal desde el Govern al 155. Ahora habrá que esperar a la reacción de las organizaciones independentistas promotoras del Procés y cómo se articula la anunciada “resistencia pasiva”, pero el sabotaje, activo o pasivo, de las elecciones autonómicas podrá tener costes electorales en términos de imagen para quienes lo propongan o defiendan porque choca con el mensaje lanzado desde el Estado de que se quiere intervenir para “dar una solución democrática” al conflicto.
Por supuesto, una cosa son los escenarios y el anuncio de las medidas y otro bien distinto llevarlas a cabo…Hay un gran trecho. Pero las medidas tomadas demuestran que el bloque constitucional y el Gobierno son conscientes y han entendido las nuevas reglas del juego –solución democrática y sin violencia– en que se va a desarrollar este partido. Veremos si son capaces de llegar al 21D sin que todos o algunos de los torpedos lleguen a armarse o si por el camino se pegan uno o varios tiros en el pie.
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